Adviento: tiempo para despertar del sue帽o de la indiferencia
María Fernanda Bernasconi 鈥 Ciudad del Vaticano
A la hora del del primer domingo de Adviento 鈥 y tras haber celebrado anteriormente en el Altar de la Cátedra de la Basílica Vaticana la Santa Misa por la paz para la Comunidad Católica Congoleña que reside en Roma e Italia 鈥 el Santo Padre comenzó recordando a los miles de fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro que el nuevo año litúrgico que hoy comienza nos conduce a celebrar la Navidad de Jesús.
Francisco recordó que en la primera lectura propuesta por la liturgia del día Isaías profetiza que al final de los días, estará firme el monte del templo del Señor, en la cumbre de las montañas, más elevado que las colinas y que hacia él confluirán todas las naciones. Y explicó que 鈥渆l templo del Señor en Jerusalén se presenta como el punto de convergencia y encuentro de todos los pueblos鈥.
Asumir una actitud de peregrinación
De manera que 鈥 como dijo el Papa 鈥 鈥渓a maravillosa visión de Isaías es una promesa divina y nos impulsa a asumir una actitud de peregrinación, de camino hacia Cristo, sentido y fin de la historia鈥. De donde se deduce que 鈥渓os que tienen hambre y sed de justicia sólo pueden encontrarla recorriendo los caminos del Señor, mientras que el mal y el pecado provienen del hecho de que los individuos y los grupos sociales prefieren seguir caminos dictados por intereses egoístas, que causan conflictos y guerras鈥.
Adviento: tiempo propicio para acoger a Jesús
Tras recordar que el Adviento es el tiempo propicio para acoger la venida de Jesús, que viene como mensajero de paz para indicarnos los caminos de Dios, el Santo Padre Francisco afirmó que en el Evangelio de hoy, 鈥淛esús nos exhorta a estar preparados para su venida鈥. Y dijo que 鈥渧elar no significa tener los ojos materialmente abiertos, sino tener el corazón libre y orientado en la dirección correcta, es decir, dispuesto a donar y a servir鈥. Por esta razón añadió:
Compromiso de vigilancia
Hacia el final de su reflexión Francisco afirmó que 鈥渓a espera de Jesús que viene debe traducirse, por lo tanto, en un compromiso de vigilancia鈥. Vigilancia que también significa 鈥渆star atentos a nuestro prójimo en dificultad, a dejarnos interpelar por sus necesidades, sin esperar que él o ella nos pida ayuda, sino aprendiendo a prevenir, a anticipar, como Dios siempre hace con nosotros鈥.
Y concluyó invocando a María, 鈥渓a Virgen vigilante y Madre de la esperanza鈥, a fin de que 鈥渘os guíe en este camino, ayudándonos a dirigir nuestra mirada hacia la montaña del Señor, imagen de Jesucristo, que atrae a todos los hombres y a todos los pueblos hacia sí鈥.
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